Artículo de Óptica y Centro Auditivo Izamil, vía Asociación Nacional de Audioprotesistas
La pérdida de audición que suele aparecer en torno a los 60-65 años se está adelantando a los 40 por los altos niveles de ruido a los que exponemos nuestros oídos de forma continuada.
“Con el paso de los años y el uso del oído, éste va envejeciendo y perdiendo inicialmente las frecuencias agudas. A este proceso de envejecimiento natural se le denomina ‘presbiacusia’ y sucede poco a poco, de forma desapercibida a lo largo de los años, de tal manera que a los 60-65 años ya se empieza a hacer evidente en la mayoría de las personas, influyendo e interfiriendo en la capacidad de comunicación”, subraya la doctora María José Lavilla.
En una entrevista con Infosalus, la presidenta de la Comisión de Audiología de la Sociedad Española de Otorrinolaringología y Cirugía de Cabeza y Cuello (SEORL-CCC) advierte de que si además del uso sometemos al oído a un abuso aceleraremos este proceso: “El abuso más común, lo que más daña nuestros oídos, es el ruido, que daña a nuestra audición en función de dos factores: La intensidad, y el tiempo de exposición”.
En este sentido, la Organización Mundial de a Salud (OMS) alerta de que el ruido es un sonido desagradable y molesto que es potencialmente nocivo para la audición, y con una exposición superior a los 85 decibelios (dB) ya hay riesgo de pérdida auditiva si la exposición se repite en el tiempo, y por encima de los 100 dB ya hay riesgo de pérdida inmediata, según recuerda la doctora Lavilla.
“Aunque hay personas más susceptibles que otras, se admite que una exposición a 80 dB durante más de 8 horas al día requiere de protección auditiva para no ser lesiva. El no usar la protección en ese tiempo y a ese volumen hasta ahora representaba la principal causa de trastornos provocados por el ruido“, agrega.
Sin embargo, la otorrinolaringóloga menciona que en los últimos años los especialistas están alertando de la aparición de casos cuyo origen son otros factores, principalmente hábitos como el uso de reproductores personales de música con auriculares, y a volúmenes excesivamente elevados, o la exposición de altos índices de ruido en bares, discotecas y conciertos.
De hecho, destaca que el uso de reproductores de música es la actividad diaria más popular entre los universitarios. “Estos factores están condicionando que la pérdida auditiva aparezca a edades más tempranas, de tal manera que se estima que nuestros jóvenes puedan estar adelantando la aparición de problemas auditivos 20 años, manifestándose los trastornos típicos de personas de 60 años ya a los 40 años, con lo que esto conlleva. Se está gestando una generación de futuros sordos prematuros”, resalta.
Los más perjudiciales, los auriculares insertores
En concreto, la experta cita que hay dos tipos de auriculares, siendo los insertores los más perjudiciales para nuestra audición. “Los de inserción, y si no aíslan del ruido exterior, son todavía peores. Mientras, los auriculares menos dañinos son los de diadema que cubren la oreja y cuanto más aíslen del ruido exterior, mejor”, precisa la especialista. Así, los tipos de auriculares son:
1.- Los de inserción o auriculares de tapón, aquellos que se introducen en el oído externo o los llamados ‘in-ear’ o ‘intraurales’. Son los modelos más populares entre jóvenes y adultos.
Su popularidad radica en su tamaño, bastante pequeños y además . Son ideales para viajar, hacer deporte o simplemente para caminar. Poco a poco, se ha impuesto la tecnología Bluetooth, y los auriculares ‘in-ear’ inalámbricos resultan más cómodos.
“Además, se están convirtiendo en auriculares inteligentes, con los que manejar el smartphone con la voz, sin necesidad de pulsar la pantalla. Pero hay que señalar que pueden ser los más perjudiciales, ya que acercan el sonido muy cerca del tímpano y pueden ocasionar más fácilmente el daño en la función auditiva.
Igualmente, al insertarse en el conducto auditivo externo reducen su volumen y de esta manera aumentan el nivel de presión sonora”, alarma la doctora de la SEORL-CCC.
2.- Los de diadema que se apoyan sobre el pabellón o lo cubren completamente:
- Los on-ear (o supraaurales), que se apoyan en el pabellón de la oreja pero sin taparla completamente.
- Los over-ear (o circumaurales), son también de diadema, pero cubren completamente la oreja, aislándola del ruido exterior. Dentro de los ‘over ear’ tendremos que diferenciar los ‘closed back’ que bloquearán por completo el ruido exterior ambiental, y los ‘open back’, que no proporcionan un completo aislamiento del ruido exterior.
“Son los más beneficiosos para nuestra salud auditiva porque aíslan del sonido exterior, que cubren completamente el pabellón auditivo y por lo tanto no es necesario un volumen tan elevado en entornos ruidosos“, remarca la especialista.
Ahora bien, la otorrinolaringóloga destaca que para hacer un uso responsable de los auriculares se recomienda no escuchar la música a más del estándar mínimo de salida automático con el encendido, que es menor de 85 dB.
“Además de limitar la intensidad, hay que limitar el tiempo de exposición para evitar lesión auditiva, teniendo en cuenta que a partir de un nivel equivalente de 80 dB, por cada 3 decibelios que aumentemos el ruido habrá que reducir el tiempo de exposición a la mitad”, aprecia la especialista de la SEORL-CCC.
“Así pues no debemos exponernos a más 80 db durante 8 horas al día, o 40 horas a la semana (8 horas a día durante 5 días). Si en nivel de salida es de 89 dB, no deberemos escuchar música a esa intensidad durante más de 5 horas semanales”, precisa la doctora Lavilla.
Otra fórmula, a su juicio, más fácil de calcular a efectos prácticos: “Para prevenir la aparición precoz de la pérdida auditiva los especialistas recomiendan hacer uso de este tipo de aparatos con algunas limitaciones, como no utilizarlos más de 60 minutos al día y no superar el 60% de su volumen máximo (‘regla del 60-60’). Cuidemos nuestros oídos, que son para siempre, y una vez que se pierden”.